miércoles, 21 de julio de 2010

Que siga rodando...

¿Empezamos? Bueno, empezamos. Se deja pisar y mover para un costado, otro la para y toca hacia atrás… Acaba de iniciarse una vez más, como todos los sábados, la diversión que nos mantiene despiertos a esa hora, algo así como a las once de la mañana de un sábado. Hace tiempo ya que comprendimos que, cuando el reloj marca una hora antes del mediodía, existe algo mejor por hacer que descansar en demasía: entretenernos con la pelota.

La pelota ahí está, otra vez rodando como siempre, aunque ya un poco desgajada y vieja… Es que el suave trato ejercido por los atrevidos pies sobre la misma va dejando señales de que, en cada partido, se juega mucho más que un triunfo o una derrota en la canchita de Las Achiras. Porque es la pelota quien se deja patear, quien a veces pica y sale viboreando entre las piernas clavadas en la tierra… porque sólo ella los entiende a ellos, los chicos, que se arriesgan llevándola hacia el barro, hacia el agua, hacia ese lugar donde sólo ellos son capaces de jugar, ahí donde ella mejor se siente, de donde pocas veces logra escapar y a donde siempre quiere volver.

Es evidente que la pelota, acusando tantos golpes, tantos tiros al arco, tantas trabadas (donde ninguna pierna insinuó temblar), tantas líneas imaginarias atravesadas mientras escucha el grito de gol como fiel espectadora, no va a abandonar en medio del partido. Así es que ella, que pareciera sufrir más que cualquiera, es la primera en querer que los pibes de Las Achiras dibujen una sonrisa en su cara con cada pase acertado, cada gambeta, cada corrida y, también, con cada gol. Pero no solamente tiene el gusto de disfrutar; a veces se ve cómo la pelota entristece y se aleja de los chicos cuando ellos, por esas cosas del fútbol, opacan la diversión que se vive, para terminar arreglando alguna que otra “patadita” reprochable, que no suma más que aquello que resta por lo negativo de su existencia: las discusiones y peleas sin sentido.

Del núcleo, del corazón de esa pelota habrá que sacar lo más valioso, eso que intenta transmitirnos cada sábado cuando empieza a rodar, para entender que este partido, nuestro y de los chicos, empezó hace ya casi dos meses y, a pesar de los golpes y las trabas, permite dibujar esa sonrisa imborrable todos los sábados.

¡Que no pare y siga rodando!

Cultivando Sueños

“Cultiva tus sueños hasta que sean realidad”